Si los gobiernos son los agresores del bien público, si las propensiones particulares no tienen otro caudal que los beneficios propios, si la prensa en general en vez de ser centinela de las aspiraciones comunes, es también utilitaria y prevaricadora, ¿cómo es posible que la evolución se produzca o la reforma se alcance por el camino de las absorciones y la confusión de todos, en juicios, propósitos y procedimientos?

La Unión Cívica Radical en plena rebelión, contra todos esos medios, y vinculada por las grandes devociones del alma que despiertan las convicciones supremas, pudiendo triunfar con ellos y utilizar para sí tan caudales sensaciones de poder, prefirió siempre a las conveniencias de todas las funciones públicas, la absoluta unidad de su acción e integridad de su credo.

Tercera carta al doctor Pedro C. Molina

Integridad del credo