Entiende el Gobierno Argentino que la concurrencia de la República a la Asamblea de Ginebra significa la consagración de una solidaridad universal, según la cual todos los Estados comparten los deberes naturales de un común anhelo de paz, sin, por ello, declinar de sus derechos como tales. En una palabra, no es una Sociedad o Liga de Naciones que disminuya o menoscabe la individualidad de las soberanías, ni comprometa facultades, sino que mantiene incólumne el concepto de la integridad, de la independencia y de la libertad de las mismas para fijar los destinos históricos de cada una de ellas, debiendo esforzarse en llegar a armonizar los propósitos de cooperación internacional en la obra de la consolidación de la paz definitiva del mundo.
paz
Pero tengo que dlecirle, cada vez más acentuando mi convencimiento, que la uniformidad del pensar y sentir humanos no ha de afirmarse tanto en los adelantos de las ciencias exactas y positivas, sino en los conceptos que como inspiraciones celestiales deben constituir la realidad de la vida, puesto que cuando creíamos que la humanidad estaba completamente asegurada bajo sus propias garantías morales, fuimos sorprendidos por una hecatombe tal, que nada ni nadie podría referirla en toda su magnitud, Ante semejante catástrofe era justamente imperativo creer que sobre ella recaería la más profunda condenación, señalando el renacimiento de una vida más espiritual y más sensitiva. Por lo que sintetizo, señor Presidente, esta grata conversación, reafirmando mis evangélicos credos de que los hombres deben ser sagrados para los hombres, y los pueblos para los pueblos; y en común concierto reconstruir la labor de los siglos sobre la base de una cultura y una civilización más ideal, de más sólida confraternidad y más en armonía con los mandatos de la Divina Providencia.
Respuesta al Presidente Hoover al inaugurarse el servicio telefónico entre la República Argentina y Los Estados Unidos de Norte América
«Los principios democráticos incorporados a las constituciones de nuestros pueblos, fueron conquistas de la filosofía política traducida en la realidad del derecho público, que renovaron los fundamentos de la ciencia del gobierno, haciondo reposar la autoridad del Estado sobre el consentimiento espontáneo de las entidades organizadas bajo los auspicios de la igualdad. De la misma manera, confiando en el mejoramiento consecutivo de los ideales humanos y de las aptitudes para trasladarlos a los escenarios de la vida, debe esperarse el advenimiento de una era de concordia entre las naciones, inspirada en los más nobles sentimientos de solidaridad y fundada en una íntima colaboración de los pueblos, unidos para alcanzar esa altura constantemente anhelada por la humanidad a través de las vicisitudes de la Historia.
Tengo la convicción profunda de que una nueva edad histórica que vislumbro, acaso más cercana de lo que puede deducirse del espectáculo incierto y desconcertante ofrecido por las inquietudes y zozobras reinantes en el mundo, habrá de surgir como un nuevo evangelio enseñado en la verdad viviente del ejemplo en el seno de las naciones que pueblan los continentes de América, expandiéndose en el plano de igualdad de sus libres soberanías e identificadas por la aspiración permanente de cimentar sus múltiples progresos, en la armonía imperturbable de una fraternal cooperación.
Respuesta telegráfica de despedida al Presidente electo de los Estados Unidos de Norte América, Mr. Herbert Hoover, en viaje de regreso en el crucero «Buenos Aires”
La República argentina concurrirá a la Asamblea de la Liga de las Naciones en Ginebra en noviembre próximo, con la conocida amplitud de criterio que ha inspirado todos sus actos de Gobierno; sin prejuicios de ninguna especie; y con ánimo abierto y decidido a propiciar toda idea que tienda a obtener la afirmación real y verdadera de la Paz general en el mundo.
Telegrama al Embajador Argentino en Washington