Ningún miembro de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, ni sus empleados, civiles o militares, podrán tener, directa o indirectamente, participación de ningún género, ni aún con patrocinantes o apoderados, en las gestiones o contratos que se realicen ante los gobiernos de la Nación o de las provincias, ni en las empresas industriales o comerciales que puedan comprometer con su actuación intereses de orden público
política
Númen y fuente originaria, surgida para cumplir sacrosantos deberes, asumió siempre todos las pruebas, como la entidad simbólica que fijó su ruta marcando modalidades antagónicas irreductibles entre épocas y tendencias, y en cuya cruenta labor sucumbieron tantos meritorios ciudadanos y desaparecieron generaciones enteras. La Unión Cívica Radical ha sido la única institución política que desde el llano y sin base alguna de gobierno, planteó fecundas y categóricas soluciones reparadoras. No fué un accidente imprevisto, ni una circunstancia dada de vistas convencionales, ni una composición de lugar buscada para tomar asiento en los gobiernos, ni un impulso movedizo, ni un miraje utilitario, sino una solemne y vasta concitación rimada por definiciones siempre armónicas, comprendida por el sentimiento argentino como el más impositivo mandato patriótico de su nativa solidaridad nacional.
Todo ello perdurará como la excelencia de una meditación superior que ha tenido el poder de transformar a la nacionalidad; jornada histórica de tanto aliento como la intensidad de los males que venía a corregir y de los bienes que debía realizar en un espacio de tiempo que abarcó casi la tercera parte de la vida de la Nación. La historia humana no registra otro modelo superior. La Unión Cívica Radical será así por sus majestuosas enseñanzas, la religión cívica de la Nación, a donde las generaciones sucesivas puedan acudir en busca de notables inspiraciones.
En Martín García – Del Memorial a la Corte Suprema de la Nación
Cada vez es más imperioso hacer del ejercicio cívico, una religión política, un fuero inmune, al abrigo de toda contaminación, hasta dejar bien cimentadas las prerrogativas inalienables e imprescriptibles de la nacionalidad.
Mensaje al Congreso Nacional
Es indispensable fijar como condición irreductible, que la moral política es la base de todos los progresos y de todas las formas eficientes
Mensaje al Congreso Nacional
Sé bien que he venido a cumplir un destino admirablemente conquistado: la reintegración de la nacionalidad sobre sus bases fundamentales. No obedezco a tendencias, ni intereses encontrados, porque no tengo más ensueño que la Nación como síntesis del blien de todos
Mensaje al Congreso Nacional
La democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política: entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimum de felicidad siquiera
Mensaje al Congreso Nacional
La Unión Cívica Radical no es propiamente un partido político en el concepto militante, es una conjunción de fuerzas emergentes de la opinión nacional, nacidas y solidarizadas al calor de reivindicaciones públicas
Manifiesto, después de la Revolución