Por Osvaldo Bayer – Historiador
El secretario general del Instituto Yrigoyeneano, doctor Barovero, se niega
a mi invitación de discutir la responsabilidad de los fusilamientos de
obreros rurales patagónicos en 1921, en el aula magna de la Facultad de
Filosofía y Letras. Argumenta que «la circunstancia de integrar un organismo
de carácter académico de investigación histórica me inhibe para prestarme a
participar de eventos autopromocionales como el que propone Osvaldo Bayer».
Sorprendente. El debate jamás debe negarse porque es la base de la
democracia de cuerpos representativos.
Con el consabido remoquete policial, Barovero me califica de «marxista».
Quien ha leído mis libros y artículos sabe que no empleo un método marxista.
Pero claro, como en la dictadura, la palabra «marxista» o comunista es
final. Es lo que para la Iglesia Católica se dice «infiel». A quien, como
yo, ha sufrido cárceles y exilios, esos calificativos no lo asustan y
demuestran la categoría de quien los usa. Es interesante ver cómo la culpa
de los fusilamientos realizados por el Ejército argentino de peones rurales
patagónicos la tiene el «accionar de inteligencia chilena». Cuando en todos
los papeles oficiales y no oficiales argentinos, en las declaraciones de
todos los oficiales, soldados, funcionarios y miembros del partido radical,
no hay la más leve sospecha de la acción chilena.
Quieren acallar la verdad, que está en la placa mortuoria, la única, que
tiene la tumba del teniente coronel Varela en el Panteón Militar de la
Chacarita: «Los británicos residentes en el territorio de Santa Cruz, a la
memoria del teniente coronel Varela, ejemplo de honor y disciplina en el
cumplimiento del deber». ¿Británicos o chilenos, doctor Barovero?